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Dios conoce

  • cenfoli
  • 23 jun 2021
  • 2 Min. de lectura

El Dios que conoce, oye y ve nuestras angustias


Luego el Señor le dijo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. He oído sus gritos de angustia a causa de la crueldad de sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos. ¡Mira! El clamor de los israelitas me ha llegado y he visto con cuánta crueldad abusan de ellos los egipcios.

(Éxodo 3:7‭, ‬9 NTV)


Después de tanto tiempo de sufrimiento y de ver la opresión y la esclavitud en la que se encontraba Israel en Egipto, la dureza y crueldad con que los egipcios les trataban, y la amargura en la que el Faraón sometió al pueblo de Dios, el duro trabajo que les obligaban con rigor.


Moisés el hombre que obedeció a Dios, se convirtió en el instrumento de liberación, por su obediencia y temor, fue al monte Horeb y allí se encontró con Dios despues de huir a Madian cuando tuvo miedo al ser descubierto por matar al egipcio.


Dios se le apareció a través del angel y le habló:

Bien he visto la aflicción de mi pueblo que esta en Egipto, y he oido su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias.


Escuchar estas reconfortantes palabras de parte del ángel, fue como un ungüento sanador para una terrible yaga que supuraba. ¡Que abrasador momento!


Es como encontrar un Oasis en un desierto, después de un largo camino.

Esta impactante historia pone de manifiesto a un Dios que ve, que oye y que conece perfectamente nuestro sufrimiento, Dios no se ha ido de la escena terrestre, Él no es injusto como nosotros los seres humanos, el no llega antes ni después, el llega justo en el momento propicio, Él no nos deja sufrir más de lo que nosotros podamos resistir. De él no se escapa ni el más mínimo detalle de nuestra vida y peregrinaje aqui.


Dios conoce nuestros sufrimientos, quizás nadie se percata, ni nuestros más cercanos familiares y amigos de nuestros problemas internos, pero Dios hoy nos recuerda que Él se acuerda de su pueblo, Él no olvida para siempre, Él no es injusto para abandonar a sus hijos y socorrerlos en sus más desesperantes angustias y trubulaciones.


Aunque te encuentres pasando por el valle más oscuro, por la más densa oscuridad de tinieblas, y tus pies entren en resquebrajasos y pantanosos caminos, ahí nos encontrará Dios, ahí nos asistirá, ahí estará.


El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito. En verdes prados me deja descansar; me conduce junto a arroyos tranquilos. Él renueva mis fuerzas. Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre. Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan.

(Salmos 23:1‭-‬4 NTV)


Dios no desconoce nuestros sufrimientos y angustias , está al tanto de ellos.


Cuando nos encontremos en las más grandes angustias, subamos a Horeb, a encontrarnos con Dios.

Así como se acordó de Israel en su su duro sufrimento en Egipto, se acordará de ti y de mi, y saldrá a nuestro encuentro.


Pastora Martha Castro

 
 
 

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