La corona es para valientes luchadores
- cenfoli
- 16 jul 2021
- 2 Min. de lectura
¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar! Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire. Disciplino mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer. De lo contrario, temo que, después de predicarles a otros, yo mismo quede descalificado.
(1 Corintios 9:24-27 NTV)
Es asombroso saber que en el estadio todos corren, todos se entrenan con disciplina, pero solo una persona se lleva el premio; ellos por un premio corruptible que se desvanece, pero nosotros debemos redoblar ezfuerzo y correr cada paso de la carrera de con propósito luchando por nuestra corona incorruptible.
El apostol Pablo usa el ejemplo de los atletas para estimularnos a tener coraje de disciplinar nuestra vida de fe como lo hace un atleta que entrena su cuerpo y se abstiene de cosas tóxicas que puedan afectar su estado físico.
Ellos rigurosamente ponen su mirada en el premio, una corona corrptible, pero el premio requiere de muchos sacrificios.
"El que lucha de todo se abstiene"
En esta carrera de la vida cristiana no podemos olvidar que debemos tener un entrenamiento riguroso, de abstenernos del pecado, y de aquellas cosas temporales que son atractivas que pueden eliminarnos del galardón de la vida eterna.
Aquellos que luchamos por la corona incoruptible, la salvación eterna, debemos tener una rigurosa autodisciplina, absteniendonos de todo aquello que pueda distraernos, si los atletas se abstienen de tantas cosas atractivas y deleitosas a su cuerpo por que quieren ganar la corona corruptible, una corona perecedera, Pablo dijo: "pero nosotros, una incorruptible"
Tu esfuerzo y mi esfuerzo tiene más peso, tiene mas proposito, vale la pena abstenernos porque lo hacemos, por la vida eterna.
Pablo determinó radicalmente poner su cuerpo en servidumbre, fue capaz de dejar aquello que podía obstaculizar su premio eterno, él quiso ser heraldo para otros, no quiso ser eliminado.
Ya Pablo ganó su carrera, ahora nos toca a nosotros, por muy atractivas que sean las cosas de este mundo, vale la pena que nos esforcemos por la corona incorruptible, abstengamonos de aquellas cosas que pueden interrumpir y limitarnos al mas grande premio eterno.
No podemos hacer obstentación de las libertades que nos pertenecen, debemos negarnos a nosotros mismos y practicar el autocontrol, permitir que el Espiritu Santo nos de dominio propio para rechazar aquellas cuestiones que son moralmente indiferentes y contraproducente para matenernos en un estado espritual sano.
La corana es para valientes luchadores, ¿Quieres ser uno de ellos?
Debemos abstenernos del pecado.
Pastora Martha Castro
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